La primera vez que nos hablaron de la visión extraocular y de ver sin los ojos casi se me escapa la risa. Una parte de mí no lo podía creer de ninguna manera. Y otra pequeña parte de mí sintió un poco de envidia. Envidia de ver cómo había personas que podían creer en cosas más allá de la ciencia … envidia de ver que el mundo, para ellos, no se acababa entre los cinco sentidos que tenemos y los siete continentes que podemos ver y visitar físicamente. De hecho, sin ir más lejos, para Tania fue algo normal, fue como encontrar esa magia que todo el mundo cree haber perdido cuando se hace adulto. La magia de descubrir que todavíahay cosas que no sabemos por explorar. Sin embargo, yo sucumbí a la incredulidad y olvidé la conversación rápidamente. Concretamente hasta tres horas más tarde, cuando unos amigos nos volvieron a hablar del mismo fenómeno…
No me lo podía creer! Teinta y tres años viviendo en ese planeta y nunca nadie nos había hablado de la visión extraocular y de ver sin los ojos, y va, y en un solo día, ¡nos lo cuentan dos veces! Nunca he creído en el destino, pero era demasiada casualidad como para no investigar un poco. Empezamos a buscar por internet esto de la Visión Extraocular y ver sin los ojos, y nos aparecieron algunos videos de niños operando con esta “supuesta capacidad”, aunque para mi no eran nada convincentes. Pensaba que quizás los antifaces tenían un agujerito por donde los niños veían, o tal vez podían ver por debajo (Ya que muchos levantan la cabeza y parece que intenten mirar por abajo) o incluso llegué a pensar que llevaban un auricular en la oreja y les decían las respuestas. No podía ser cierto todo aquello.
«Pudimos ver en directo hasta siete niñas y niños haciendo uso de la Visión Extraocular o ver sin los ojos.“
Yo necesitaba vivenciarlo, así que pedimos a las personas que nos habían hablado de la visión sin ojos si podíamos asistir en directo en estos casos reales. A lo largo de los siguientes meses pudimos presenciar hasta siete niñas y niños haciendo uso de la Visión Extraocular y de ver sin los ojos. Sus instructores o padres les tapaban los ojos con tres antifaces diferentes a la vez y les hacían actividades imposibles de hacer sin ver, o incluso imposibles de hacer en caso de que vieran por un agujero! Desde ver fichas con palabras, números o colores, hasta leer las páginas dentro de un libro cerrado (con la mano dentro).
Después de tantas demostraciones no me quedó más remedio que aceptar dos premisas … O era un truco muy bien diseñado y todo el mundo me quería tomar el pelo, o quizás era cierto. Sólo había una manera de demostrarlo. Formándonos en este curso y observando bien de cerca qué es lo que sucedía. Y como en este caso yo era el más racional e incrédulo, me apunté al curso del método VEO para ser instructor y descubrir la verdad!
Así que, contra todo pronóstico y contra mis creencias de base científica, terminé yendo a pasar una semana en Madrid para convertirme en instructor VEO. Y allí descubrí que con la capacidad de ver sin usar los ojos no sólo puedes lograr esto, sino que además desarrollas muchas de tus propias capacidades, expandes tu mente y amplias tu consciencia. Y la forma de conseguir todas estas cosas, sin entrar en demasiados detalles, y desde un punto vista racional, me pareció posible, lógico y coherente.
“…con la oportunidad de probarlo por mi mismo, mi incredulidad se redujo…”
En el curso pude hacer las sesiones conmigo mismo y empecé a aceptar un poco más que esto esra posible, ya que sin ver, acertaba muchas de las tarjetas que los compañeros me enseñaban. Acertaba formas, letras, colores y números, dentro de un mar de infinidad de posibilidades. Aunque no fue en Madrid cuando vi por primera vez, allí experimenté con mi propia piel el poder de mi intuición. Una sensación que no era muy conocida por mi parte consciente, pero no era la primera vez que experimentaba. ¿Cuántas cosas habrían cambiado en mi vida si hubiera escuchado más estos tipos de sensaciones, que podían brindarme informaciones certeras que mi parte consciente no habría visto nunca?
Así que sin lamentarme por ello, empecé a disfrutar de este descubrimiento y desarrollarlo cada vez más.
Después de regresar de Madrid, comencé de inmediato mi periodo de prácticas y, sin entrar en detalles, solo diré que ¡los resultados fueron excepcionales! Sin embargo, mi lado racional a veces se enfrentaba conmigo preguntándose cómo podrían haber engañado mis estudiantes. Me cuestioné si había colocado mal el antifaz o si la luz se reflejaba y se proyectaba en él. Incluso intenté engañarme a mí mismo poniéndomelo mal intencionalmente y pude ver un pequeño agujero debajo.
Al cabo de unos días, asegurándome de llevar el antifaz bien puesto empecé a ver! Era genial, después de tantos días de práctica estaba pudiendo disfrutar de la capacidad de ver sin los ojos. Pero mi parte racional se entrecruzó, ¿seguro que no estarás haciendo trampas?
Y fue entonces cuando ocurrió lo que necesitaba. Tania me iba dando materiales y los veía con facilidad. Hasta que intenté verla a ella. ¡No había manera! Veía con claridad todo, pero cuando intentaba verla a ella no podía. Me concentré y puse toda mi energía a disposición de esa intención, cuando por fin vi algo. Estaba viendo los ojos de Tania, pero no como los solía ver. Eran unos ojos que parecían hechos de luz!
Este día tuve una de las muchas pruebas que iría reuniendo para poder llegar a afirmar que ver con los ojos vendados es posible.